PEQUEÑO PASEO SIMBÓLICO POR EL SAGRADO FEMENINO

INTRO

"La adoración de lo femenino ha sido la forma de culto más antigua del planeta. Desafortunadamente, en Occidente, se arrasaron los templos de las diosas en un intento concertado de eliminar todos los rastros de los llamados paganismo, politeísmo e idolatría. Lo mismo sucedió en otras partes del mundo a lo largo del tiempo.Se persiguió la luz.Se esclavizó a los que quedaron en las tinieblasSe apagaron los fuegos de las Vestales en Roma, la biblioteca de Alejandría ardió tres veces, las Termópilas cátaras en Montsegur dieron lugar a la hoguera, el godo Alarico acompañado de monjes cristianos saqueó Eleusis, se derruyó el templo de Diana en Éfeso, se alzaron verdaderos campos de exterminio para los gnósticos en Antioquía, Bruno fue quemado vivo en Campo di Fiori en 1600, los barcos negros del comodoro Perry aparecieron en las costas de Japón, Mansur Al Hallaj fue desollado vivo en un palmeral y Pico della Mirandola fue envenenado con arsénico mientras cantaba los versos órficos, la Europa medieval, de Staré Mesto al barrio del Populó, iluminó sus calles con inmensas hogueras de mujeres y gatos, los druidas de la Diosa Madre fueron cegados con hierros candentes y ahogados con la ingesta forzada de muérdago, Mozart compuso el Requiem en re menor KV 626 y al poco su cadáver fue vejado en el cementerio de san Marx en Viena, y así…Antes de dar los primeros pasos por este pequeño paseo por el Sagrado Femenino, es fundamental comprender que, desde una perspectiva no dual, la Diosa es el equivalente al poder de acción de la "consciencia" por lo tanto abarca todo. Esa consciencia es lo que en las tradiciones no duales se llama Dios y su manifestación se llama Diosa. Esta conexión entre consciencia y manifestación se representa como un andrógino divino o también como dos amantes cuya aparente separación da nacimiento al mundo fenoménico y su abrazo íntimo al despertar y manifestación de la luz última. Una vez que desde el plano no dual aparece el mundo adhármico, la Diosa despierta como entidad independiente en su primera forma como creadora, vinculada a lo inmaculado, la cueva, la copa, la noche y el misterio. Es la Virgen. Cuando se manifiesta como juego, disfrute, y exuberancia es la esposa o la amada. A veces luminosa, a veces amenazante y oscura. El final del ciclo de lo Femenino es la madre. Con su abrazo nos hace retornar al comienzo una vez reunido lo disperso. Y es que la Madre divina o bien es madre del universo completo, madre de la totalidad, incluyendo la consciencia y todas sus manifestaciones, o de aquellos que pueden redimir o despertar al Universo de su sueño de dualidad. Tres que son una o una en todas. Los símbolos crecen y se manifiestan a la luz de diferentes tradiciones. Aportan versiones con varios elementos, donde por ejemplo todas podrían ser sanadoras, guerreras, cuidadoras del fuego secreto o presentar otras cualidades independientemente de su condición de virgen, amante o madre.