EL PRINCIPE ALQUIMISTA

LEO VICENT

EN PREPARACIÓN

En Nápoles, se dice que en la zona que todavía hoy se llama Piazzetta Nilo, se encontraba un templo de Isis en memoria del templo principal de Isis que se construyó en la isla de Philae en Egipto. Otra confirmación tangible proviene de los edificios dedicados a los cultos egipcios aún visibles en Pompeya, donde se encuentra el templo de Isis, en el que el culto a la diosa se desarrollaba tanto públicamente como en privado, en pequeños templos instalados en las casas, los larari . La toponimia tanto de Parténope como de Neápolis conserva claras huellas de la influencia de los asentamientos y cultos egipcio alejandrinos: vía Egiziaca en Pizzofalcone y en Forcella, la iglesia de Santa María Egiziaca, vía Serapide, la mencionada Piazzetta Nilo, vía del Sole y ciertos estudios. Sabemos que allí habian "algunas tinas para abluciones de los ritos isíacos" . Según algunos estudiosos, en Nápoles se produjo una fusión entre el conocimiento pitagórico y los misterios egipcios, transmitidos en los Cenáculos Herméticos a lo largo de los siglos. Nápoles tuvo importantes escuelas pitagóricas y la tradición docética y de transmisión se mantuvo viva, como lo demuestran algunos estudios recientes que ven como prueba tangible la misma Y del barrio conocido como Forcella. 

Sabe, oh príncipe, que hasta aquí se llego Raimondo di Sangro , conocido como el Príncipe de Sansevero : filósofo, astrónomo, poeta, escritor, guerrero, mecenas, inventor, mago, científico y alquimista. Un hombre adelantado a su tiempo, un científico loco, un genio o quizás un hechicero malvado, uno de los personajes más enigmáticos de la Italia barroca.

¿Quién fue este acaudalado noble que, en lugar de entregarse a los pasatiempos típicos de su clase, como la caza y el juego, optó por sumergirse en el estudio de textos alquímicos y pasar interminables horas realizando experimentos sin precedentes en su estudio privado? ¿Por qué transformó una sencilla capilla familiar, San Severo, en algo que recuerda a Rennes-le-Château? En Nápoles, aún hoy, algunos se persignan al oír su nombre, pues su desbordante curiosidad intelectual lo llevó a acciones consideradas reprobables en su incansable búsqueda del conocimiento. La cripta que dejó tras de sí sigue asombrando a los visitantes que se atreven a bajar y echar un vistazo.

Déjame que te cuente de aquellos días de sumo misterio...

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